El mejor patrimonio de las empresas son sus empleados.

... Recuerdo hace unos años, estas palabras de boca del dueño de una importante empresa textil de gran auge en aquella época de un pueblo llamado La puebla de Labarca. Era un hombre mayor, afable con pelo y barba blanca y con aspecto de buena persona además de expermientada en la vida y los negocios.
Yo le estaba presentando la idea de poder formar a sus trabajadores mediante cursos aprovechando el porcentaje retenido en sus nóminas para formación profesional. Le pareció una gran idea...
Esa misma semana, visitaba al que por entonces decía ser representante del mismo sector en la provincia de La Rioja (era una persona y sin duda podría haber sido de otra provincia). Su respuesta a mis mismos planteamientos fué que nunca iba a formar a sus trabajadores fuera de su actividad porque sabrían demasiado, más de la cuenta y de ese modo le pedirían ascensos, más sueldo o bien por saber más, se le podrían ir a otra empresa de la competencia. Sin duda dos formas bien distintas de asimilar qué es esto de lo que hoy se denomina Formación Bonificada... Una gran idea pero para buenos entendedores.